El silencioso retiro de Enrique Lafourcade

Novelista, cronista y crítico implacable. A los 87 años el autor de Palomita blanca vive días de calma en Coquimbo, junto a su mujer, Rossana Pizarro. Afectado de alzheimer, ya no escribe. Lee, escucha música clásica y pasea por la playa. Su familia prepara la edición de sus poemas y crónicas.

 

Enrique LafourcadeChile.- Lo primero es un enorme portón de madera seguido por un pasillo de adoquines. Luego aparece un colorido jardín, colmado de arreglos florales hechos por el dueño de casa y, al fondo, una especie de templo con algunos ejemplares de su extensísima obra reposando en una mesa. Sentado en actitud de custodio junto a su mujer, Rossana Pizarro, vestido con un largo abrigo azul marino, una gorra blanca de marinero y un bastón tallado de madera, está Enrique Lafourcade. El autor de Palomita blanca luce más viejo. La piel blanquecina, venas púrpuras que surcan sus manos, ojeras, y sus ojos azules nublados por una capa viscosa. La mirada perdida. Esta vez no es un juego más de la memoria. Ya nada es ficción.

 

Lafourcade vive en Coquimbo, lejos de la escena cultural de la que fue protagonista y animador. Del personaje cascarrabias, del polémico intelectual chileno, del odiado y admirado crítico implacable, poco queda. En octubre cumple 87 años y luce como un anciano adorable. Ido, pero presente, da su última gran batalla: resistir al implacable paso del tiempo.

 

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